Bullying errores que cometí

Los errores que cometí

Cuando uno calla se debilita tanto, que se convierte en un ser insignificante ante un mundo de gigantes

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Cuando tienes un hijo sufriendo acoso, tu vida deja de ser normal. Solo tienes ganas de levantarte al día siguiente y pensar que la gente que hace daño, puede cambiar. Pero la gente no cambia tan fácilmente. Para muchas personas hacer daño es un estado natural, una necesidad de aplastar al que está al lado para creer que es alguien.

Creo que mi mayor error fue no hablar. No ir donde las personas que humillaban y apartaban a mi hija, y poner el grito en el cielo, no olvidemos qué al principio, eran las madres las que se empeñaban en convertir la vida de mi hija en un infierno, pero no podía enfrentarme a ellas. Tenía miedo de que si me comportaba de manera “agresiva” la situación para mi hija empeorara. Pero me equivoqué. Al final me perdieron todo el respeto y en su campaña de castigarnos, resultó que una de sus muchas mentiras para conseguir aislarnos, era decir que la agresiva era yo.

Recuerdo una tarde, también lo cuento en el libro, que una de aquellas madres, precisamente la que no hacía mucho tiempo me escribía por Whatsapp para darme las gracias por todos los favores que le hacía, me dijo que me levantaba todos los días buscando pelea y que me encantaba ir al colegio.

Cuando la escuché no fui capaz ni de mirarle a los ojos. Solo le pregunté ¿Cuantas veces me has visto a mi discutir? se calló, no supo que responder. Le seguí hablando… ¿Que voy al colegio?, ¿No lo harías tú para defender a tu hija?, ¿Qué te importa a ti las veces que voy al colegio?… Otra vez el silencio… Ese episodio solo mostraba una vez más, la cobardía de la gente por intentar unirse al grupo “fuerte”, en el que cada vez había más gente. Si para conseguirlo tenían que mentir, unirse al bulo, y aplastar a mi hija, lo iban a hacer sin ningún tipo de escrúpulo.

Me parecía increíble la forma en la que cada una de las personas que conocía, nos iban dejando solas. Tenían miedo a ser salpicadas, pero, sin embargo, no les removía que una niña, de las edad de sus hijas, estuviera sola y saldría todos los días llorado del colegio.

Con el tiempo he ido comprendiendo lo verdaderamente aterrador de aquella vivencia. Lo que más me asusta es la poca personalidad que a veces tenemos y lo mucho que nos cuesta nadar contra corriente. Me asusta pensar, que habrá más niños víctimas de aquellas personas, a los que intentarán chupar hasta la sangre, pero, sin embargo, lo hacen libremente porque nadie (Educadores, Policías, Instituciones…) Son capaces, siquiera, de darles un “pequeño toque de atención”. Por eso el número de niños que sufren bullying aumenta cada día en España, porque parece que los “malos” pueden campar a sus anchas mientras que, el que intenta defenderse, está solo y a nadie le interesa saberlo.

Os comparto un enlace que me pareció muy interesante, quizá nos sirva a todos para aprender un poco más en la difícil tarea de educar a nuestros hijos.

Padres Helicópteros – Psicóloga (Psicóloga Cristina Polo)

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